Al igual que muchos disolventes, la dimetilformamida (DMF) encuentra uso en múltiples industrias. Por ejemplo, en los productos farmacéuticos, se utiliza en los pasos de disolución y purificación de la fabricación de medicamentos debido a su capacidad para disolver una amplia gama de compuestos orgánicos. La DMF también se emplea en la preparación de fibras sintéticas como el nailon y el spandex, donde actúa como disolvente de hilatura para ayudar en la formación de la estructura de la fibra. El sector electrónico utiliza DMF en la limpieza y desengrase de piezas electrónicas. En síntesis orgánica, la DMF es un disolvente común que facilita reacciones de sustitución y condensación y sirve en reacciones nucleofílicas. Además, la DMF se utiliza en la síntesis de recubrimientos y adhesivos y en la separación de productos naturales, lo que ilustra la amplitud de sus aplicaciones industriales hoy en día.