La industria farmacéutica utiliza el dimetoxibenzaldehído. Es un precursor potencial para numerosos compuestos bioactivos. Por ejemplo, puede utilizarse para la preparación de medicamentos antiinflamatorios, antioxidantes o antibacterianos. Su estructura química permite una variedad de rutas de reacción complejas que dan lugar a marcos estructurales intrincados. A través de la condensación, sustitución y una multitud de otras reacciones, ayuda en la creación de nuevos compuestos farmacéuticos, lo que exige un estándar inquebrantable de pureza y calidad dentro del contexto de la fabricación confiable de medicamentos.